He comenzado escribiendo este blog desde el momento en que pisaba Antártica, sin embargo no he hablado sobre qué y por qué estoy realmente aquí.
El principal motivo que me ha impulsado a llegar acá es simplemente cumplir un sueño, llegar al límite, a la máxima frontera. El solo hecho pisar uno de los lugares más remotos del planeta, donde solo algunos tienen la oportunidad de llegar era algo que me quitaba el sueño secretamente. Pero además de solamente llegar al punto más austral del planeta, había un desafío aun mayor y emocionante, algo que realmente pocos harían y que definitivamente sería una experiencia extrema: vivir un año en el Polo Sur.
Soy Ingeniero en Telecomunicaciones y egresé de la Universidad de Concepción, Chile, a principios de 2011. Durante mis tiempos de universidad trabajé en el observatorio geodésico
TIGO, realizando mediciones láser para determinar órbitas satelitales y operando uno de los radiotelescopios de la red global de interferometría VLBI. También trabajé como observador e ingeniero del radiotelescopio
QUIET, ubicado en el Desierto de Atacama a 5000 m.s.n.m. Trabajar en ambos lugares fue también un deseo desde la época del colegio que afortunadamente pude realizar. La correlación entre ellos es que todos miran al espacio. En TIGO queríamos determinar la forma y la posición de la tierra en el espacio, mientras que en QUIET queríamos determinar la edad del universo a través de las observaciones del ruido de fondo cósmico.
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Observatorio geodésico TIGO en Concepción, Chile. |
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Radiotelescopio QUIET en el Llano de Chajnantor, Desierto de Atacama, Chile. |
Mi interés por los observatorios y mi deseo de llegar al Polo Sur me volcaron en la búsqueda de algún proyecto que me interesara. Afortunadamente, en el Polo Sur existen muchos radiotelescopios, precisamente para la observación del fondo cósmico, porque la atmósfera en este lugar presenta los niveles más bajos de vapor de agua (incluso mejor que el desierto de Atacama!!!), lo que lo hace perfecto para mediciones continuas durante todo el año. En esta búsqueda encontré, a finales de 2011, un puesto de trabajo en un radiotelescopio llamado
SPT (South Pole Telescope) de la University of Chicago. Este puesto era llamado "Winterover Operator" y consistía en operar SPT durante toda la temporada de invierno de 2012. El puesto se veía perfecto para mi y me interesaba muchísimo, así que postulé. Después de una entrevista por videoconferencia y algo más de un mes, me dijeron que otras chicos habían sido seleccionados. Ellos ya habían estado en el Polo Sur y tenían claramente más experiencia que yo. Lo positivo es que durante ese tiempo investigué mucho acerca de la vida y el entorno en la base Amundsen-Scott, en el Polo Sur. También me contacté con otros winterover para conocer de sus experiencias, así que luego de la respuesta tenía una idea bastante aproximada de lo que en realidad sería. Además, me dio la oportunidad de conocer otros experimentos que existían en el polo, como el observatorio de neutrinos
IceCube. Durante la búsqueda de posiciones también había pasado por la página de
IceCube, pero el llamado para el puesto de winterover ya había sido cerrado en ese entonces. A los pocos meses y siguiendo con mi interés en el Polo Sur, encontré el blog de Carlos Pobes, quien en ese momento era el winterover de IceCube. En uno de sus post, contaba su historia de cómo había conseguido el puesto y avisaba sobre el nuevo llamado de winterover para la siguiente temporada. Era marzo y quedaban algunos días para que se cerrara la postulación. Los requisitos realmente no se ajustaban mucho a mi especialidad. Pedían a alguien con experiencia en administración de sistemas, conocimientos de seguridad en redes, etc. Yo tengo los conocimientos básicos de todo eso, pero durante la universidad me especialicé en otros ámbitos como la instrumentación en radiofrecuencia, procesamiento de imágenes, optoelectrónica, etc. De todas maneras postulé, pero con muchas menos expectativas que mi anterior postulación a SPT.
Después de un mes aproximadamente me envían un mail para concertar una entrevista telefónica. Fue un día lunes a las 11 de la mañana. Del otro lado del teléfono (del computador en realidad) habían 4 personas de IceCube. La entrevista duró alrededor de una hora y media y la mayoría de las preguntas fueron más bien acerca de mi personalidad y como actuaría en diferentes escenarios que se podrían presentar en la base, como discusiones con otras personas y cosas así. Solo media hora de la entrevista fueron aspectos técnicos. Por supuesto todo fue en inglés. Varias veces no entendía muy bien la preguntas, pero luego de pedir que las repitieran todo se podía responder. Durante mi trabajo en QUIET tenía telecon semanales con gente de USA y ya tenía un poco la experiencia de hablar por teléfono en inglés, que no es nada fácil para mi. Durante esta entrevista telefónica me sentí bastante bien, pero al terminarla me sentí realmente nervioso, un poco arrepentido de algunas respuestas que dí (pensando que no era lo que ellos querrían realmente escuchar), pero al menos consciente de que fui completamente honesto en todas ellas.
Después de algo así como dos meses y perdiendo un poco las esperanzas, me llega un email de la Universidad de Wisconsin invitándome a una entrevista personal… a Madison!!! Me pedían la disponibilidad para hacer las reservas de los pasajes. Luego de dos semanas, a finales de Junio estaba viajando a Madison para la entrevista. Esto ya era un gran paso y la cosa se estaba poniendo bastante seria. Los 4 días que pasé en Madison fueron espectaculares. No conocía esa ciudad y me pareció realmente increíble. Es una ciudad pequeña, en medio del estado de Wisconsin, rodeada por dos lagos, el lago Monona y el lago Mendota. La ciudad tiene una población de alrededor de 200 mil habitantes y gira en torno al campus de la universidad. La calles y el entorno están muy bien cuidados y ya que fui justo en pleno verano, hacía muchísimo calor. Junto conmigo, también para la entrevista estaba Bjorn, que había viajado de Alemania. Durante esas semanas de Junio se realizaron las entrevistas de los demás postulantes también, quienes eramos llamados de dos. El día de llegada fue solo descanso. El siguiente día fuimos a navegar al lago Mendota. El día lunes fue la entrevista oficial. Fui primero y me esperaban unas ocho personas en una sala de conferencias en las oficinas de IceCube. En esta oportunidad prácticamente no se tocaron temas técnicos, excepto que les explicara algunos proyectos que había realizado. Casi todo giraba en torno a mi personalidad y me ponían en aprietos con situaciones que podrían ocurrir en el polo. Aquí también estuve al limite con el inglés, pero es algo que siempre se puede superar. Fueron casi dos horas de preguntas que pasaron bastante rápido. A todo esto, cada día íbamos a almorzar y a cenar con algunas de las personas que nos entrevistaban. En el fondo, cada una de esas instancias es una oportunidad en que nos iban conociendo y por lo tanto, formaban parte de la entrevista. En todo caso, todo era bastante informal y siempre me sentí muy cómodo en todo momento. El día final tuve que realizarme exámenes médicos. No solo quedar aceptado me permitiría ir a Antártica, si no que también necesitaba estar física y psicológicamente calificado. Para lo primero es que me realizaron un chequeo médico completo que incluía exámenes de sangre (muuuuchos), electrocardiograma, rayos, ecografia, visión, etc. Además de esto tuve que realizar un exámen psicológico que no lo hice hasta que fui aceptado. Luego de todo esto, me despedía de Madison para tomar un largo viaje de retorno al invierno en Chile (que a todo esto perdí el vuelo internacional y tuve que quedarme una noche en Dallas).
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El Capitolio del estado de Wisconsin, en la ciudad de Madison. |
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Con Mark, Björn y Ralf, disfrutando de helado local en un atardecer en el lago Mendota... todo parte de la entrevista, por supuesto. |
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La State Street, donde existe comida de todos los tipos, para todos los gustos. |
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Wisconsin, conocido por sus quesos y los famosos cheese-curds. |
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Vista del Capitolio desde un lado del lago Monona. |
La respuesta la tendrían a principios de Julio y debía ser rápido porque de quedar aceptado debía presentarme en Madison el 1 de Agosto. Después de dos semanas de la entrevista mientras estaba en mi escritorio en el observatorio, suena el teléfono: era Ralf que me preguntaba si aun estaba interesado en el puesto ya que había sido seleccionado!!! Por supuesto que muy emocionado acepté de inmediato y a los días estaba recibiendo un montón de email para preparar todos los documentos y los trámites para el viaje. Tendría que estar en Madison dentro de tres semanas para un entrenamiento de dos meses antes del viaje al Polo, a finales de Octubre.
El resto del mes de Julio no fue nada más que trámites de visa, pasajes y los papeles para el trabajo. Exactamente el 4 de agosto estaba en Madison comenzando el entrenamiento que nos prepararía a Blaise y a mi para una aventura de un año en el lugar más remoto del planeta. Pero los dos meses en Madison valen para una nueva historia.
Como ven, a veces uno logra los sueños de la manera menos esperada y en el momento menos esperado, pero sin duda que con las ganas de hacer lo que uno desea y también con el apoyo de otras personas se puede llegar incluso a realizar proyectos como este.
Solo intentar ver por arriba del horizonte, o al menos tener las ganas de descubrir lo que hay más allá.